El sábado 24 se realizó un evento
al cual no puede asistir, es gracias al Maestro Cuevas que pude acceder a los
audios de la conferencia.
Antes de comenzar con mi crónica de
los hechos escuchados, quiero mencionar un aspecto débil de mi carácter (mi
falta de memoria en nombres y caras), salvo la voz del maestro Cuevas que la puedo distinguir sin dudas porque
llevo siguiendo su trayectoria hace muchos años, la creciente vinculación con
lectores, escritores, artistas marciales, empresarios, estudiantes, etc, por varios países del mundo, me ha generado
un mecanismo de supervivencia donde puedo recordar con claridad aquellas
personas que llevo un registro claro y prolongado de sus vidas o carreras, no
por eso los demás dejan de ser importantes para mí, pero me veo en la necesidad
de priorizar, es así que para mantener un criterio lo más objetivo posible sobre
lo que escuche, he decidido arbitrariamente no investigar sobre los maestros
exponentes, ni relacionar voces, nombres con rostros.
Solamente me he centrado en lo
expuesto y de lo que más captó mi interés.
Aclarado esta parte de mí, comienzo
mi crónica sobre algunos de los asuntos mencionados en este gran evento:
Antes de poder avanzar en mi
narración y para quienes se interesen por leer lo que escribiré, considero
fundamental que se pueda contar con mis premisas, sin éstas, cualquier explicación
o relato podría sonar como cuento o fabula.
Desde el comienzo hasta el final una
pregunta que rondó en todo momento en mi cabeza fue:
¿Cuántas personas de ese evento
coincidieron realmente en la definición de, arte marcial, budo y deporte de
combate?
Cada disertante parte de conceptos
claramente distintos para las mismas palabras, pero es verdad que a veces se me
hacía muy difícil dilucidar si el mismo orador seguía su línea o se contradecía
a sí mismo.
Esto suele suceder cuando no hay
una clara definición de las palabras dentro de un grupo y aunque el respeto se
guarde por silencios, no significa que se logre entender el mensaje claramente
o si el desacuerdo es por incomprensión de la premisa o desacuerdo de
conceptos.
De parte de los que fueron espectadores
tampoco pude oir preguntas como: ¿qué entiende usted por budo? ¿Por arte
marcial y por deporte de combate?
Preguntas que creo son
fundamentales para no quedarse uno con una mala interpretación del mensaje.
Cosa distinta sería después estar de acuerdo o no con el mensaje.
Como no estuve ahí, y ya hacer
las preguntas pertinentes carece de sentido, me veo obligado a basarme en supuestos que parten de
mi propia lógica, dejando claro que seguramente tenga muchos errores
interpretativos. Lo que sí puedo hacer, es
dar a conocer claramente mis conceptos para que al menos quienes me lean puedan
comprender mis premisas y de ahí entender la lógica de mis interpretaciones y
respuestas.
Budo.
BU: Todo lo relacionado al militarismo y el valor, con esto me
quiero referir a la formación en: estratégica, táctica, técnica, disciplina en
armas, lucha y movimientos, y moral (código de conducta y actitud)
DO: Algo así como “totalmente”, es un concepto abarcativo, que nada
queda fuera de… no deja nada al azar, todo es parte de…
Entonces de los Kanjis de Budo mi
interpretación es:
“Todo lo que concierne a la vida de un guerrero”
Hasta aquí seguramente, la
mayoría esté en un 80% aceptando mi interpretación.
Ahora, la cuestión está en ¿qué entendemos por guerrero? una gran parte de los lectores podrá aceptar la
premisa de que no es lo mismo un BUSHI o guerrero de la edad media europeo que
un guerrero estado unidense de nuestra era con toda su realidad. Pero.. ¿Cómo sabemos que
arquetipo de guerrero a forjado o adoptado cada uno de los oradores de ese
evento? ¿acaso la prudencia y respeto por esos guerreros no ameritaba averiguar que clase de
guerrero tenían en frente? Y si vamos un poco más profundo,
¿acaso no nos debemos (los aprendices) una revisión de nuestros modelos arquetípicos
de guerreros?
Ya he revelado mi premisa de
Budo.
Mi pregunta
es: ¿Hay realmente dualidad y conflicto sobre las distintas modalidades de
Budo?
Si parto de mi premisa, la respuesta obviamente es, NO, NO HAY CONFLICTO NI DUALIDAD, puesto que Budo es todo lo concerniente a la vida de un guerrero.
Después de ahí toda discusión me
parecía casi sin sentido y solo puedo dar ejemplos de integración.
Cuando entrené en la Shorin Ryu Shinshukan tuve dos profesores, uno de ellos es uno de los competidores de
elite en Uruguay.
Algo para destacar de esta organización es que no tenía
conflictos con respecto a deporte competitivo y tradición, cuando se hacia
karate a la vieja usanza, se respetaban los padrones de tiempo, distancia y técnica
y al final de la clase una rueda de compartir filosofía sobre lo aprendido, pero
ese mismo kata cuando se hacia competición era vistoso y llamativo, contaban con música de rock motivacional y todo implemento que fuera
necesario. Quien quería practicar competencia podía aprender el kata “vistoso”
pero se le decía que no era la tradición, cuando se enseñaba la tradición “se
respetaban los katas por grados y la perfección meticulosa de las formas.
Otro tema que se discutió fue sobre lo económico, los costos de
practicar, las causas de que no sea lucrativo hoy en día y si hay que adaptarse
a la competición para sobrevivir.
Como me dijo una vez un shihan de ninjutsu: “por
mucho tiempo tuve conflictos sobre si cobrar y cuanto cobrar, pero luego
entendí que el problema no es el dinero, sino lo que yo entiendo de mi relación
con él, pues en realidad todo lo que hacemos y conseguimos tiene un costo, la cuestión
es el equilibrio”
Como ya mencioné mi premisa, asumo
que el lector entiende que no veo conflicto en las modalidades y entiendo la adaptación
del guerrero como forma de sobrevivir. Aquí como todo en la vida lo que
falla es el equilibrio, ningún extremo del movimiento del péndulo puede hacer que este se quede por mucho
tiempo en su sitio, la misma fuerza le hará regresar y pasar al otro extremo,
aquí el guerrero más hábil, el que sepa moverse de un lado a otro libremente
sin anclarse en ninguno, será el que más tenga la capacidad de adaptación y ese
será el que sobrevivirá a los cambios de los tiempos. El problema está en olvidar
que Budo es todo, y si algo quedara afuera, la capacidad de reacción sería con suerte más lenta que el de otros y eso tomaría al incauto rezagado, si no
es que antes le conduce a su propia tumba.
Es por eso que desde mi perspectiva el deportista
competitivo, como el artista marcial tradicional, aunque en puntos opuestos del
péndulo y focalizados en uno de los extremos de la misma cuerda, no deberían negar la otra parte y aunque no se pudiera dominar en su totalidad las multiples facetas del budo han de estar empapados de su esencia.
Es así como mientras se hace negocio,
por un lado, es posible mantener vivo el otro lado que no busca o no da rédito económico.
Se habló también de todo lo que se necesita para hacer un arte
marcial (indumentarias, etc)
De donde vengo yo, los que más practican
artes marciales son gente de bajo recursos y van a torneos. A veces es el dojo su único refugio.
Para sustentar el dojo y pagarle al maestro, se organizan rifas, los padres hacen comidas caceras y los alumnos una vez al mes salen a venderlas, con eso se mantiene el lugar, se pagan víveres y a los alumnos que no tienen ni para desayunar se les espera con un pequeño desayuno. Los karateguis, se los mandan a hacer con una modista que se ofrece de voluntaria y se hacen tallas estándar que quedan dentro del dojo para uso exclusivo de entrenamiento y competición, los guantes de competición se fabrican a mano para entrenar y se cuenta con unos pares profesionales que se llevan a las competiciones y se comparten entre combate y combate. Personalmente mis entrenamientos en karate fueron así y conozco hoy en día tres maestros que siguen haciendo esta modalidad en Uruguay y uno en Venezuela.
Para sustentar el dojo y pagarle al maestro, se organizan rifas, los padres hacen comidas caceras y los alumnos una vez al mes salen a venderlas, con eso se mantiene el lugar, se pagan víveres y a los alumnos que no tienen ni para desayunar se les espera con un pequeño desayuno. Los karateguis, se los mandan a hacer con una modista que se ofrece de voluntaria y se hacen tallas estándar que quedan dentro del dojo para uso exclusivo de entrenamiento y competición, los guantes de competición se fabrican a mano para entrenar y se cuenta con unos pares profesionales que se llevan a las competiciones y se comparten entre combate y combate. Personalmente mis entrenamientos en karate fueron así y conozco hoy en día tres maestros que siguen haciendo esta modalidad en Uruguay y uno en Venezuela.
Es verdad que también hay de los que
cobran caro para tener mejores prestaciones y mejor calidad de vida personal,
todo siempre depende de las aspiraciones de cada uno y de la realidad que les toque vivir.
¿SE DEBE ADAPTAR EL BUDO A NOSOTROS O NOSOTROS AL BUDO? ¡Vaya!,
un maestro me dijo una vez que las preguntas van de acuerdo con la madurez de
cada uno en el Budo. Eso me lo dijo luego de cansarlo a base de preguntas. Hubo una respuesta dentro de la
conferencia muy acorde a mis premisas y que parafrasearé para dar respuesta a
esta pregunta: “Yo enseño un kata tradicional y luego lo adapto, si el kata
requiere levantar una pierna alto, yo la enseño así y si el alumno no puede
hacerla le enseño a hacerla con sus capacidades, así mantengo la tradición y la
adaptación”-
¿Alumnos buenos,
alumnos malos? En un momento dado se hablo de buenos y malos alumnos, esto
me llevo a pensar rápidamente en dos premisas, una de buda y otra de un músico de
mucha trayectoria y amigo mío. Parafraseando a Buda, él dijo: “Los discípulos más
difíciles, a esos quiero yo, porque son los que más necesitan de mi” y lo que
me dijo este músico cuando me jactaba de que solo los buenos alumnos
quedaban conmigo, fue: “Vos no descartás a los malos alumnos solo a los que no
piensan como vos, fíjate primero en tu persona, no vaya a ser que el malo seas vos.”
Se habló sobre la Cultura
como forma de entender de donde surgen las técnicas y basándome en mis
premisas lo comparto y agrego, sin conocer la historia para saber cómo
evolucionan las cosas no se puede conocer ni entender los principios que las
regulan. Sin conocer la historia no se puede respetar realmente las
tradiciones, ni aprovecharse de la sabiduría acumulada para forjar bases que
nos permitan catapultarnos a nuevas realidades y a nuevas formas de lograr las
cosas.
Sin conocer la historia no se entiende la tradición, pierde
sentido lo que se hace en el presente, la cultura se desgarra desde dentro
hacia fuera y el futuro carece de sentido.
Solo se puede trazar una línea recta cuando al
menos se cuentan con dos puntos de referencia (historia y visión).