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viernes, 6 de noviembre de 2020

EL VERDADERO SECRETO PARA VIVIR SIN ESTRÉS

 

Si has leído sobre la filosofía hedonista seguro encontrarás que estas palabras queden cortas, pero si no has leído sobre EPICURO quizás lo sientas algo inapropiado. 

Aún así, es verdad que solo aquellos que pasaron por sufrimientos y se han dedicado al estudio y comprensión de las causas de los mismos,  podrán entender el valor de lo que sigue:

Para Buda, las mayores ataduras están en constituirse en matrimonio, formar una familia y tener hijos, así como cualquier otro tipo de apego material y mundano que afectara o interrumpiera la paz mental, quizás no tanto por el ser humano (pareja, hijos) sino por las responsabilidades sociales que supone mantener una familia. A decir de Nietzsche por cuestiones como estas, tanto Sddhidartha como Jesús eran grandes hedonistas.

Solo si se está dispuesto a pagar el precio se puede alcanzar la verdadera paz, estos grandes sacrificios suponen el ir en contra de lo establecido y retomar una vida simple, sin artificios, sin dogmas o normas de como vivir la vida intima y personal, sin adquirir ni responsabilizarse de demasiadas cargas y acuerdos sociales. 

Así Buda decía que quien tuviera 100 apegos tendría 100 sufrimientos y el que tuviera 1 apego tendría 1 sufrimiento, vivir sin el estrés que trae la vida  en sociedad supone renunciar a las exigencias sociales y sus afecciones y acércanos en algún grado al modelo de vida que proponía Diógenes. 

 Aquí está el camino hacia la destrucción del estrés:

1. Establecer un programa saludable de actividad psico-fisiológica.

 Regular mediante meditaciones los pensamientos y creencias, estableciendo hábitos saludables  de relajación, recuperación y mantenimiento físico, son la base para aprender a vivir una vida con menos estrés. Esto supone, no solo establecer nuevos hábitos sino también abandonar hábitos que intoxican la mente y el cuerpo, desde frecuentar personas toxicas, mirar películas, escuchar cierto tipo de músicas, lecturas, conversaciones,  la renuncia de alimentos procesados, estimulantes y drogas legales como las no legales, grasas saturadas, azucares, etc.

2. Trabajar la paciencia, la sabiduría, determinación y meditación para controlar la angustia, aceptar que no siempre tenemos control de lo que nos sucede, gestionar con benevolencia hacia nosotros mismos la tristeza e inseguridades.

3. Renunciar a los compromisos cuando estos están afectando la salud mental y física personal. El estrés que generan los compromisos son causantes de las angustias y agotamientos psicológicos, alterando así la salud física. 

4. Renunciar a cualquier idea de permanencia, recordando cada día que en cualquier momento tu pareja, tu hija/o, lo que has conseguido con tanto esfuerzo, lo que es tuyo puede dejar de estar contigo. Vivir siempre mirando lo que te rodea como si en cualquier momento lo fueras a perder y acostumbrarse a vivir con la idea de que quizás el día menos esperado ya no esté. 

¿Sabías que vas perdiendo calidad en tu escucha, en tu vista, olfato y sensaciones de tacto? Incluso has de vivir recordando que quizás un día de estos súbitamente algo de tus funciones motrices dejen de estar disponibles para ti, y obviamente, aprender a vivir sin preocuparte por ello.

5. Aceptar la idea de súbitamente puedes perder control y sentido de tu vida, situaciones como perder el trabajo,  perder tu casa en un incendio, un accidente o enfermedad puede aparecer sin previo aviso. 

6. Aceptar la idea de que en cualquier momento cualquiera de los que te rodean y tienen compromisos contigo, pueden cambiar de parecer y traicionar su palabra. 

7. Aprender a no correr por el tiempo ni por ningún compromiso u objetivo, por más importante o urgente que este se presente, aprender a darse cuenta de los automatismos y saber parar antes de seguir acumulando estrés. 

8. Aprender a vivir sin miedo a las reacciones de los demás por no cumplir con tus metas, o sus expectativas depositadas en ti.

9. Aceptar felizmente tu incompetencia en asuntos que no puedes o sabes dominar.

10. Desactualizarse de las modas o retro-sociales, perdiendo referencia alguna de lo que se lleva o se deja de llevar en aspectos triviales de la vida.

11. Aceptar felizmente la incapacidad de lograr cosas externas al pensamiento,  lo único que realmente puedes controlar es tu opinión, lo que piensas. 

12. Aceptar parecer incompetente ante la mirada de los demás, para evitar vivir en una exposición de habilidades y logros exteriores que exigen una constante reformulación y comprobación para mantener la aprobación.

13. Aprender a vivir aceptando en paz, las injusticias sociales y no entrar en querellas, centrarse en la vida interior y soltar cualquier acción que esclavice a una vida materialista o de intranquilidad interna.

14. Aprender a relajarse, escuchando el cuerpo, calmando la mente, dejando cualquier acción o norma que suponga inflexibilidad para tu vida de paz, comodidad y felicidad a través de los placeres simples de la vida, como salir a caminar, estar sentado relajado, comer lo que se puede y tiene con goce, apreciar el mero hecho de existir, sin exigirle más nada a la vida. 

Sin duda se necesita estar por lo menos a los márgenes de la vida social, convencidos de que la renuncia es el único camino para alcanzar la paz.

 Animarse en estos pasos requiere estar en disposición mental para entregarse de lleno a las renuncias, pagando el precio social que esto supone.