Mucho se habla de la envidia, de lo mal que nos haces tener
ese sentimiento guardado en nosotros, afectando nuestra salud mental y en
ocasiones repercutiendo en lo físico.
Cuando se trata de personas que guardan un fuerte
sentimiento de envidia fuera del círculo íntimo, como puede ser el caso de
compañeros de trabajo o estudio, termina por afectar el ámbito que se comparte,
creando un clima de tensión.
Recuerdo el caso de una doctora que pertenece a mi círculo
íntimo y mantenía una relación estrecha con una colega.
Me encontré con ella y su colega casualmente a la salida del
hospital y noté que algo no andaba bien. Al día siguiente le advertí que no se fiara mucho de su colega porque había leído señales físicas en
la escena que había presenciado entre ambas que no guardaban sincronía. Me
preguntó que había notado y le explique que por lo general las personas cuando
tienen sinergias adoptan posturas y movimientos espejo, y según la intimidad de
la conversación hay un cierto tipo de distancia y ángulo de posturas corporales
que refuerzan esa escena. También los
tiempos de mirada y sonrisa, de su colega, no eran naturales, y las posturas de
brazos y piernas claramente decían “no quiero estar aquí”. Mientras que por su actitud
corporal y gestual indicaban cercanía y exceso de confianza a una persona que
claramente no le estaba correspondiendo. En defensa de su colega, mi amiga,
argumentó que estaba esperando a su pareja y que le había pillado preocupada.
Varios meses después vuelvo a encontrarme con la doctora
amiga y me narra el desengaño que había tenido con su colega.
Comienza preguntándome si me acordaba de la colega que me
había presentado, a lo cual tuve que hacer memoria, luego de situarme en tiempo
y espacio, esta amiga me narra una historia de no creer para ella.
Resulta que su colega uso su confianza para
conocerla íntimamente y luego en grupos de whatsaap comenzó a difamarle y
tergiversar palabras y hechos para perjudicar su imagen. Cuando todo salió a la
luz y la enfrentó, empeoró su situación.
Algunas de las cosas que me narro eran de acoso laboral, su casillero en
el vestuario del hospital fue violado, parecía como si con una cuña lo hubiesen
desmontado a tal punto que se tuvo que sustituir por otro, poco tiempo después
le acusó de faltante de material, pero eso no quedó ahí, cuando se cruzaban por
el pasillo la daba pellizcos o la
empujaba, y varías de sus compañeras empezaron a tomar distancia porque la
acosadora comenzó a tirar rumores falsos sobre su persona.
Su angustia era tan grande que había entrado en depresión.
¿Como identificar la envidia en otros antes que se
manifieste?
Es importante reconocer las señales que nos dan las personas
todo el tiempo para entender sus emociones y sentimientos hacia uno, cuando en
un cuadro hay desarmonía, ahí hay que prestar atención. Las relaciones que se
tejen con sinergias suelen mantener el mismo lenguaje pues la comunicación es
fundamental para entendernos, recuerda que si no hablas el mismo lenguaje
(lenguaje corporal y lenguaje conceptual), lo más probable es que cada parte
esté hablándose a sí misma y no con el otro.
¿Cómo lidiar con las personas envidiosas?
En líneas generales las relaciones se pueden clasificar en
profundas y superficiales.
En el caso de las relaciones profundas (pareja, familia,
amistad) se puede apostar a una comunicación abierta y honesta sobre lo que
está sucediendo, la mejor forma de abordar una situación de envidia en estos
modelos de relaciones es expresando los sentimientos personales respecto a la
situación, evitando acusaciones o culpando a la otra parte por cómo nos
sentimos y buscando conectar honestamente en el sentir de la otra parte para
reestablecer el respeto en la relación. Existen reglas del mindfulness que perfectamente
mejoran la comunicación entre las personas que buscan mantener una relación
profunda, la primera regla es que mientras una de las partes expresa la otra no
interrumpe, la segunda regla es que quien desea expresar primero da aviso para
que la otra parte pueda predisponerse a escuchar atentamente, la tercera regla es que expresará aclarando
que es su percepción y sentimiento y no la verdad absoluta, la cuarta regla es
que quien escucha se revisa interiormente para acallar su juicio de valor y mantener
la mayor apertura mental posible, la quinta regla es que nadie fuerza a la otra
parte a hablar pudiendo mantenerse en un
acompañamiento mutuo y silencioso sin juzgar, y así conectar trascendiendo a
las miradas subjetivas.
Si las relaciones carecen de profundidad, como puede ser el caso de
la doctora, relación típica de ámbito laboral (forzada por un contexto y no por
una vinculación voluntariosa) y surgen situaciones de relaciones envidiosas,
lo mejor es hacer caso omiso de comentarios y lobbies que pudieran
formarse. Si la tensión aumenta, tomar
distancia física, pudiendo cambiar de área de trabajo de ser posible. Si la
situación se agrava y se anticipa posibles agresiones físicas o psicológicas,
lo mejor es dejar asentado en área de personal la situación que se está
presentando, para que se pude contar con ayuda de expertos en relaciones
laborales.
¿Qué prácticas internas puedo llevar para mantener mi calma
interior en situaciones así?
He aquí una guía sencilla y práctica:
Lo primero es recordar diariamente
que nada dura para siempre y que cuentas con herramientas como mantras que te
cambien las vibraciones internas, crear tu zona de refugio mental mediante la
visualización y frases positivas que puedes llevar anotada en una libreta o
móvil, tener tu pequeño rincón en tu casa para meditar frente a tu templito a
la luz de velas, buscar prácticas que equilibren cuerpo y mente como puede ser
el yoga o el taichi, escuchar música que armonice y calme tus emociones, aroma
terapia y contar con amuletos simbólicos o energéticos.
“Al fin y al cabo,
somos lo que hacemos para cambiar lo que somos.” EDUARDO GALEANO
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