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lunes, 24 de agosto de 2020

¡ENFADARSE ES BUENO!



 Vivimos en una época donde parecería que persisten las categorías de buenas y malas emociones.

Las buenas se colocan como imperativos del buen vivir y las malas se reprimen, al punto que, tales extremos exacerban la mente y enferman de excesiva positividad.

¿Me pregunto si acaso  ya es momento de romper con los mitos del infierno y cielo?

Cuestionando los dogmas pienso que no existe el cielo ni el infierno como dice el Cristianismo,  ni estos están en misma vida terrenal como dice el Budismo.

Pero si veo que cada una de estas filosofías contrapuestas, tienen algo en común, y es el dogmatismo que (bien intencionado) han pretendido, por miles de años, formar conductas sociales que permitan la convivencia.

Así que ¡basta de achacarle a las religiones y filosofías dogmáticas la culpa de nuestras negligencias e incompetencias!

Las religiones y filosofías dogmáticas, llegaron para establecerse por la necesidad de cubrir falencia humana para dominar su propia la mente.

¿Y si nos emancipa-monos de las religiones y filosofías dogmáticas?

¿Sin caer en dogmatismos estatales?

¿Eramos o seguimos actuando como niños incapaces de dominar nuestras conductas?

No nos convirtamos en adultos temerosos, que a falta del adoctrinamiento paternal o maternal que jugaban las religiones y filosofías dogmáticas, o los estados (monárquicos, dictatoriales, feudales, aristocráticos, democráticos), creamos nuestras propias cadenas.

¿Es que acaso, aún no sabemos domar nuestro propio Buey? (hago referencia a la filosofía Taoista)

1. En busca del buey (la búsqueda)
2. Halladas las huellas del buey (el presentimiento)
3. Al encuentro del buey (el descubrimiento)
4. La captura del buey (la captura)
5. La doma del buey (la doma)
6. Retorno a casa a lomos del buey (el camino del gran retorno)
7. Olvidado el buey, sólo queda el boyero (solo y sin memoria)
8. Completo olvido del buey y el boyero (nada)
9. Regreso al fondo y al origen (algo más que nada)
10. Entrada en el mercado con las manos vacías (el retorno a la plaza del mercado)

Buda no pretendía dogmatizar, pero fueron las incapacidades de mantener conductas saludables de los monjes, que aquellos con más clarividencia tuvieron que crear un sin fin de normas, y que muchas de estas (cuando las lees) descubres que se podrían considerar absurdas e innecesarias aclamarlas como ley, pero ahí están, y hoy se siguen como parte de las enseñanzas para lograr la iluminación. 

Lo mismo se podría decir de Jesús y el cristianismo, e incluso el mismo taoísmo al cual hago referencia se a ceñido a reglas inquebrantables por causas similares.

Entonces, si validamos estas cuestiones...

¿cómo culpar a una herramienta que fue creada por el ser humano para compensar la propia displicencia del ser humano, como si esta fuera un agente de poder que excede a la de cada persona y que tienen alguna especie de poder sobre nosotros, gracias a que "otros" usan estas herramientas a su favor?

¿A caso, no será por la negación de que falta inyectar energía personal en el dominio del Buey?

¿Será que se prefiere, primero entregar el poder de nuestro auto-dominio, a unas normas que no suponen más que reglas arbitrarias pero sin poder real, para luego, en creaciones de narrativas que sustentan el auto-engaño, reforzados por más personas que comulgan en la comodidad, buscamos excomulgarnos de nuestros propios "pecados", gracias a un pensamiento mágico, sobre esas normas?

Entonces surge la posibilidad de emancipación, y sin saber que hacer con la nueva libertad, nos encerramos en dogmatismos propios, entre ellos la clasificación de emociones, buenas y malas.

Romper con el miedo a liberarse supone aceptar que (entre otras cuestiones) enfadarse, indignarse, no es solo bueno, sino también necesario.

Si las circunstancias nos colocan en situación de no poder exigir nada, la cólera dará la fuerza necesaria para no caer en estado de indefensión. Logrando así una energía extra que permitirá buscar medios y formas de protección, es este el gran valor del enfado, si es por algo injusto, este movilizará nuestra consciencia para cambiarlo, si te resignas, seguirá todo igual o puede que a peor si los abusos continúan. 

La cuestión está en que una vez  aflora el sentimiento colérico, este impulse pero no nuble la razón, y la racionalidad que permita encontrar dentro de las posibilidades, la de mayor probabilidad de éxito dentro de las probabilidades de lograr algún éxito. 

La razón obra adecuadamente cuando guiada por la emoción, aplica en su lógica deductiva las tres realidades y el objetivo definido. 

El objetivo definido, surge luego de una detenida evaluación sobre lo que es noble, justo y verdadero para uno y para la mayor parte de la vida consintiente a la que uno pueda abarcar desde su comprensión.

La realidad del ámbito, son las estructuras sociales y legales que enmarcan las circunstancias.

La realidad ambiental, es el momento o conyuntura social-politica-económica de las personas o actores que conforman la narrativa situacional.

La realidad circunstancial, son los eventos concretos que llevaron a la situación actual, los que están aconteciendo en este preciso momento y los probabilistas a corto y mediano plazo.

En conclusión, se puede decir que la indignación es meditada y bien fundamentada en las razones de porque algo es injusto, más las acciones razonadas que permitirán no terminar en acciones desmedidas.

Obrando así, el enfadarse siempre es bueno.


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