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lunes, 25 de noviembre de 2019

REALMENTE ¿SE PUEDE SER FELIZ?

En mi anterior post explicaba que los conflictos internos impide avanzar y es necesario tener convicción para actuar en el momento oportuno (timing) y que cuando esto no es posible, conviene saber descansar.

Establecer un tiempo arbitrariamente (cuando, cómo y dónde), no parecería ser la clave para encontrar la felicidad, por el contrario,  actuar sin prisa y tener claro los objetivos que se quieren alcanzar son las claves que más se repiten hoy en día, esto también supone evitar caer en distracciones y en ocupaciones innecesarias que hoy el mercado del consumo nos ofrece. 


PERO... ¿Qué hay de los periodos de la vida donde las desgracias caen como mandato de Dios?


Inclusive en periodos conflictivos de la vida, hay momentos que se puede disfrutar a veces con vitalidad, otras desde la simplicidad y otras desde la terquedad.

Y... ¿Cuándo las personas parecen tener todo (salud, dinero, belleza y amor), porqué se las ve con pocos momentos de felicidad?


En los periodos de bonanzas, hay momentos de disfrute que son fugaces, otros que se pueden desmenuzar y deleitar sus matices, otros  son momentos que solo se disfrutan en sus comienzos.

En una época donde  la constante del ser humano es descubrirse incapaz de encontrar la felicidad, muchos deciden remitirse al propio cuerpo y a la elaboración personal (expresiones artísticas que incluye la pintura, el dibujo, la danza, la música, la expresión corporal y hasta lo culinario), algo que queda frustrado por el deseo de calidad e intensidad, sin olvidar la comparación competitiva. Todo esto supone demostrar que en definitiva la verdadera felicidad no implica recursos materiales ni habilidades dificultosas que puedan ser mayoritariamente valoradas, sino el recuperar la capacidad de disfrute de lo simple, lo llano y lo cotidiano, algo que solo puede lograrse mediante la sobriedad.


¿Y así, si llegáramos al punto de represión dictatorial, o de esclavitud que ni se permitiera expresar lo más simple, o que nuestra salud física estuviera comprometida? 


Pensaríamos de esta forma:

 "Cuando el lado izquierdo de la mejilla esté paralizada, centraré la atención en mi mejilla derecha". 


¿Y si  los compromisos imposibles de delegar o postergar llegaran de imprevisto y cortaran con mi momento de disfrute, dejando frustrada ese ahora del día ideal?


Pensaríamos de esta forma:


"Cuando a la hora par es imposible disfrutar, elijo la hora impar". 


En definitiva, es nuestro sentido de oportunidad lo que ha de funcionar como la pupila del gato en la noche (sensible a los cambios de "sombras y luces") para moverse con soltura en medio de cualquier terreno.


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