No siempre tenemos la predisposición para hacer lo correcto, el mundo no es justo y el agotamiento ya no es físico, es más bien que el espíritu se siente socavado y el ánimo debilitado.
¿Qué hacer en está situación?
Enfocate en desarrollar tu poder personal en tres áreas de tu vida.
Fortalece o amplía tus relaciones de amistad.
En lo laboral, establece nuevas propuestas y metas.
En lo familiar ayuda a resolver problemas.
El verdadero poder viene cuando dejamos de cosificar y de coaccionar a las personas.
En el afán de lograr nuestros objetivos, nos volvemos hacia el utilitarismo, descuidando la sensibilidad de las personas y del entorno, incluso hasta de nosotros mismos.
En esta distorsión de la realidad, terminamos afectando el mundo sensible por lograr el confort de lo material, de tres maneras:
1. La manipulación dialéctica y simbólica para lograr adoctrinar o influenciar en las decisiones de las personas
2. La coacción de la voluntad mediante el estricto acatamiento de las leyes.
3. La imposición por la fuerza física y el miedo.
El verdadero poder viene de la buena comunicación, cuando las personas son sinceras y solidarias, y aprenden a organizarse estrategicamente para conseguir fines comunes, surge una fuerza que trasciende al individuo, pero que garantiza la adquisición de los recursos necesarios para que la vida de cada miembro se eleve.
Es así que en las relaciones familiares, la prioridad estratégica a de ser lograr superar dificultades, en las amistades, establecer redes de confianza e influencias, y en lo laboral, lograr recursos para el crecimiento y el confort.
Es así que la habilidad en las relaciones permitirá que las oportunidades de una vida mejor surja, y no el mero relacionamiento egoísta y el utilitarismo de las personas y de nuestra propia persona.
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