El sensei tenía talento en lo que hacía, su capacidad de moverse improvisadamente ante ataques repentinos sin fallar en sus movimientos, surgía por haber logrado el moverse con sinceridad, su capacidad de percatarse rápidamente de lo que pasaba a su alrededor, venía de no tener velos ni distracciones en su mente, y este poder crecía exponencialmente cuanto más difícil le poníamos los retos, sensei se negaba a que le facilitáramos los ataques, él pedía que lo atacáramos con sinceridad, jamás con complacencia o servilismos, cuando alguno de nosotros no lográbamos atacar con la pura intención de hacer un daño, sensei, pedía que nos sentáramos y pedía a otro que lo atacara y cuando el ataque era puro en su intención, sensei, agradecía.
Era curioso que senseí no temiera que alguno de nosotros hiciera algo que le pillara de sorpresa y le salieran mal sus movimientos, mientras que nosotros nos preocupabamos por dejarle a él como un experto, sensei desestimaba los riesgos de caer en ridículo o fracasar en su desempeño.
Este conflicto interno, estuvo en mí hasta que entendí que cuando la persona se mueve por su naturaleza, de forma cómoda con ella misma, liberando sus capacidades naturales, la energía mental no se detiene y el experto la capta con facilidad, y aunque el neofito no lo ve, el iniciado entra en movimiento por ella, solo por la misma comprobación de los hechos, desde aquí nace la experiencia y la motivación crece en él y con ello la energía mental para develar las cuestiones que aparentemente aún no están manifestadas, con el tiempo el iniciado llega a ser un sensei para otros, inclusive para esos compañeros que sin poder comprenderlo, siguen atrapados en la ilusión.
En mi libro EL CUERPO TAMBIÉN HABLA menciono la actitud que conlleva estar en este punto de lucidez mental, requiere de una actitud incisiva.
Comprendida estas cuestiones, se puede decir que se está en condición de ser una persona "despierta", es decir, alerta y con la actitud correcta, dando como resultado el poder de mantener una observación continua y correcta de lo que sucede en el entrono cercano y más allá.
De lucidez mental y la actitud correcta, nace la base que se requiere para el desarrollo de cualquier tipo de talento, para decirlo de otra forma, conseguir talentos requiere que antes se despierte la lucidez mental y desarrollar la actitud correcta para afirmarse en ella.
Cultivar talentos requiere de dominar los pensamientos adecuados, y estos resultan de una comprensión sincera de las tramas coyunturales en una sociedad, las limitaciones, recursos (conocimientos, habilidades, apoyos, materiales,etc.) y circunstancias.
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