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sábado, 30 de mayo de 2020

¡QUÉ NO TE SORPRENDAN! tips para conocer a las personas




Si partimos de la premisa de que todo está en constante cambio y que se transforma incesantemente, es lógico pensar que no se pueda entender los sucesos de la vida a través del estudio, cualquier método técnico o teórico, serán meras fotografías de hechos pasados, infructuosamente añoran revelar lo que sucede en el presente.

Si se desea conocer la vida, no hay más que implicarse en ella y por la misma vivencia descubrir sus verdades, dando paso a la casi imperiosa necesidad de viajar a los distintos países, lugares, así como conocer muchas personas y los sentimientos que estas van teniendo en su tiempo de existencia.

Interesarse por las costumbres y la vida cotidiana de las personas, es decir, permitir que las personas se expresen libremente sobre sus pensamientos y sentimientos logra la confianza que permite al otro confesarse ingenuamente sobre lo que presume y le motiva.

Cuando la persona habla de lo que hace o piensa, es conveniente mantenerlo en ese estado para que no desvíes la atención a otros asuntos, y solo cuando demuestre signos de desconfianza se puede parar de hacerle preguntas.

 Mientras la persona se sienta hechizada, actuará inocentemente y contestará abiertamente todas las preguntas, es por eso que cuando la persona está en ese estado, es bueno preguntar sin descanso.

Siempre que se hable de temas con lo cuales está familiarizada la otra persona se podrá lograr más información fidedigna.

Si toca expresarse uno, es conveniente hablar con claridad y precisión.

 Cuando la otra persona paliquee, es conveniente preguntarle más sobre eso irrelevante, pues quizás por medio de esos datos se pueda descubrir detalles relevantes de sus tendencias y carácter, como también de sus gustos y aversiones.

Hay una parte de la persona que siempre está cambiando, a veces por su razón natural y otras veces por las influencias externas. 

Las personas por voluntad y omisión estarán siempre cambiando, por eso es de prudente aceptar que quizás ya no se la conozca, sin importar el tiempo que lleven juntas, permitiéndose así seguir explorando en su corazón.








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