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miércoles, 3 de junio de 2020

EL LÍMITE DE LA IMAGINACIÓN (la muerte y resurgimiento de la fe)



Parecería que hoy en día el mercado de ideas felices propone un sinfín de posibilidades creativas para la expresión del YO.

El sistema, siendo sostenido mediante el juego de roles," aceptados" por cada uno de los que forma este engranaje social, organiza y enmarca las normas conductuales con el "fin de lograr un orden social que permita la convivencia pacifica".

En este marco, la idea de la muerte queda relegada a dos ámbitos hoy en día poco valorados, la filosofía y la religión. Ambos, en sus mecanismos particulares, reduccionista y cuestionadora, y dogmáticos y absolutistas, en un juego sofista que va de moderado hasta extremista, en sus contradicciones y contra-argumentos desacreditándose unos a otros, "despiertan" al ser humano moderno hacia una vida espiritual escéptica, pero como éste casi por necesidad, requiere de la fe para existir y darle orden a su vida, lo vuelca hacia el materialismo  moderno y sus acepciones.

Con las prioridades de fe cambiadas, el mercado de lo new age espiritual aparentemente no lograría compensar la ruptura "nupcial" con lo espiritual que dejó la separación de los fieles de la religión, es así que desde este supuesto, el homo-sapien- sapien  no lograría encontrar mediante el poder de su imaginación y razón un poder que plantease la posibilidad de un mundo metafísico incuestionable y permitiera resolver el conflicto que impera dentro de su ser, entre el deseo de existir y la evidente realidad material de su finitud.

 Como una astilla insertada en un rincón profundo de la mente, abrumada por los pensamientos materialistas del mundo moderno, el dilema aparenta no afectar la existencia humana en su totalidad al punto que le pudiera estar causando una afectación real (emocional, mental y físico), pero que en las noches de insomnios o en la soledad del no hacer, resurge para recordarle al sapien-sapien que no ha disminuido ni en un gramo la pesada carga que supone el peso de no resolver esta cuestión existencial, y que con el correr del tiempo parece ser más pesada para el cuerpo deteriorado y la mente agotada.


¿Y si el drama del sentido de la existencia, depresiones, confusiones, sufrimientos, desamores y decepciones, fueran resultado de la derivada manifestación de una respuesta inconclusa a una pregunta latente pero ignorada intencionalmente? 



¿Y si la misma capacidad discursiva que volvió al ser humano un poco más "libre" sobre los antiguos preceptos y dogmas religiosos, otorgada mediante previa aceptación por la fe, afectó el sentido de continuidad vida-muerte, siendo la causa principal de la "epidémica" y típica sociedad moderna cargada de ansiedades, depresiones e hipe-estimuladas?



¿Esto significa que debería haber un regreso obligatorio y casi urgente, a re-establecer la fe en lo espiritual, quitando este poder a lo material? 



¿Sería posible olvidar o encontrar pruebas irrefutables por la dialéctica?
 o si se debiera volver al orden inicial de fe por lo metafísico pero no fuera posible, 
¿acostumbrarse a vivir en paz aceptando la incertidumbre?


Hoy en día donde la imaginación parecería ser la operante de nuestras libertades, desarrollo personal, superación material, innovación tecnológica, creatividad artística e intelectual, y sentido de vida, donde supuestamente podemos crearnos y moldearnos a la propia imagen y semejanza no limitada, salvo por lo que definamos gracias a la propia imaginación, el dilema existencial que no puede superar surge cuando sabiéndose escéptica de lo metafísico, se le pide que se aplique a la siguiente cuestión:

¿Cómo y qué sera de "YO", cuando llegado el momento, me reduzca a nada, tanto por lo que es y soy hacia mi afuera cómo hacia mis adentros?

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